En Venezuela para sorpresa de muchos, en la región de los
Andes, se produce seda de excelente calidad. La pareja conformada por María
Dávila y Eduardo Portillo decidieron un día investigar sobre el proceso de
producción de la seda y su entusiasmo reactivó en la década de los 80 la industria
de la sericultura nacional, que se había iniciado en el siglo XIX y que por
circunstancias políticas desapareció para principios del siglo XX, quedando en
total olvido. En este post descubriremos
un poco de la seda, su historia, su proceso de producción y las características
de esta magnífica fibra. Descubriremos como gracias a la iniciativa y el
emprendimiento de esta pareja de venezolanos, la sericultura se convierte en
una opción alternativa de comercio nacional y de cómo ellos trabajando con
empeño, paciencia y dedicación lograron fundar una empresa productora de seda que
nació con el nombre de TELARES MORERA.
UN POCO DE HISTORIA
DE LA SEDA:
La seda es una de las fibras textiles más apreciadas en
el mundo, su historia se remonta a 5.000 años de antigüedad y por más de dos
mil años los chinos mantuvieron oculto el proceso de la sericultura,
transformando a la producción de esta fibra en el secreto más celosamente
guardado de la historia. Una leyenda china cuenta que la Diosa de la seda
(Hsi-Ling-shih) esposa del emperador Amarillo, Huangdi, comenzó la cría del
gusano de seda. La princesa, investigando la razón por la cual las hojas de los
árboles de morera estaban roídas, encontró a unas orugas blancas que se
alimentaban insaciablemente de esta planta y observó a unos curiosos capullos
de color amarillento que se conformaban por un extraño filamento. Estudiando
este fenómeno, un día tomando el té bajo un árbol de morera, cayó dentro de su
taza uno de los capullos, al remojarse en el líquido caliente se le despegaron
las hebras del que estaba formado, ella extrajo el capullo y comenzó a
desenredarlo, descubriendo un filamento largo y continuo que la cautivó por su
suavidad, brillo y resistencia.
La princesa pronto hiló varios de estos
filamentos logrando un hilo más fuerte y descubriendo que podía ser tejido, e
inmediatamente le pidió al Emperador que plantara más árboles para poder
producir mayor cantidad de capullos y así poder hilar y tejer con esta bella
fibra. Ella inicialmente tejió una bufanda que regaló a su amado esposo y él
maravillado por su belleza se propuso mejorar la cría del gusano y la
producción de seda; el emperador extendió la sericultura y la producción de
esta fibra por todo los reinos vecinos, pero al darse cuenta de que nadie
compraría su producto, decidió guardar el secreto bajo amenaza de muerte.
Sólo
las castas nobles del Imperio conocían el sagrado arte de la seda y su uso
estaba limitado a las damas de la corte y alta aristocracia china. Investigadores afirman que el negocio de esta fibra se
inició mucho antes de que La Ruta de la
Seda se estableciera en el siglo II a. C. hecho comprobado por los
hallazgos arqueológicos, en una momia egipcia que data del 1070 a. C. que evidenció
el uso de vestiduras con fibras de seda, siendo éste el primer testimonio del
comercio de esta fibra. La Ruta de la
Seda conformó la red de vías comerciales terrestres más larga del mundo, uniendo
Asia con Europa y extendiéndose desde Chang´an, la actual Xi´an en China,
Antioquia y Constantinopla, así como la actual Estambul en Turquía a las
puertas de Europa. Sus caminos se ampliaron por míticas ciudades como Damasco, Bagdad y Samarkanda.
A partir del II siglo antes de Cristo el Emperador chino
Han Wu Di motivado con intenciones militares más que políticas, envió a su
oficial Zhang Qian en misión diplomática como embajador hacia el oeste, con la
intención de frenar los ataques de las tribus nómadas al noreste de su imperio,
llevando obsequios como especies y bellos tejidos en seda. Tras trece años de su
partida Qian regresó frustrado sin haber logrado ninguna alianza militar, pero informando
al Emperador de la existencia de muchos reinos que poseían grandes riquezas y con
este testimonio logró despertar el interés del Emperador Wu para explotar
comercialmente toda esta zona. El apogeo comercial de la Ruta de la Seda se
estableció entre los siglos VII y X durante la dinastía Tang, manifestando su
esplendor mercantil, cultural y artístico.
Entre sus participantes más importantes destacaron cuatro grandes
imperios, el Califato Árabe, los Reinos Turcos, el Imperio Chino y el Imperio
Tibetano.
La seda se convirtió en un símbolo del lujo y poder por
todo el occidente, es de esta forma como los
persas y los romanos demostraron sus estatus por medio de sus suntuosas
vestiduras en seda. Se cuenta que el Emperador Heliogábalo (AD 218 - 222) solo
se vestía con seda; pero ya para el año 380 d.C. para sorpresa de muchos nobles,
la seda se había extendido en uso a todas las clases sociales sin distinción,
el deseo por vestir esta fibra fue en aumento en los siguientes siglos, el
costo de una pieza de seda china superaba los 300 denarios, lo que equivalía al
salario anual de un soldado romano. Algunos historiadores afirman que el deseo
de los romanos por la seda perjudicó a la economía del Imperio. Hasta los Bárbaros
fueron tentados por la seda, en el año 408 d.C. cuando Alarico el godo asediaba
a Roma, bajo amenaza de destruir la ciudad, el exigió para levantar el sitio un
precio que incluía 5.000 kilos de oro, 3000 libras de pimienta, 30.000 libras
de plata y 4000 túnicas de seda.
Por muchos siglos el origen y proceso de elaboración de
la seda fueron un gran misterio, para muchos era inconcebible que el tejido más
lujoso que existía estuviera producido por gusanos. Finalmente en el 552 d.C. se
resolvió el enigma y todos los incrédulos quedaron convencidos, cuando dos
monjes persas transportaron clandestinamente una rama hueca de bambú, en las
que escondieron centenares de huevos de gusanos de seda (Bombyx Mori), y las
semillas de morera necesarias para plantar los árboles de cuyas hojas se
alimentan. Es a partir del siglo VI d.C. cuando se consiguió fabricar seda en
el Imperio Bizantino, acabando con el monopolio de Oriente. Los bizantinos
empezaron a fabricar una variedad de seda que se conoce con el nombre de
Samite, este tejido presentaba una textura densa y fuerte. No obstante, el
imperio siguió importando regularmente seda de China, la demanda de este
material jamás disminuyo, puesto que denotaba una posición social elevada.
El interés comercial que inició la Ruta de la Seda logro
además, convertir a sus caminos en las principales vías para el intercambio
cultural entre Oriente y Occidente. La mezcla de estas culturas sirvió para la
transmisión de conocimientos, creencias e ideas, causando gran impacto en la
civilización euroasiática. Con las Cruzadas la producción de seda se extendió a
Europa Occidental, durante la edad media y el renacimiento se comenzaron a ver
mejoras en la producción de la seda en Europa y para el siglo XVI, Francia se había
convertido en el mayor productor de artículos suntuarios fabricados con seda,
produciendo los mejores brocados, encajes y terciopelos que se usaban en todas
las cortes europeas. Con la Revolución Industrial, las mejoras en la industria
textil lograron abaratar su producción y la seda se hizo extensamente
disponible para todos los amantes de esta fibra.
DEFINICIÓN Y ORIGEN
DE LA SEDA:
La seda es una sustancia viscosa compuesta por una
proteína llamada fibroína. Esta sustancia es segregada por las glándulas de
ciertos artrópodos y expulsada desde un orificio del insecto al exterior de manera
continua y al contacto con el aire se solidifica en forma de filamento. Los artrópodos
en su forma larvaria (orugas), producen esta fibra serosa con el fin de
sujetarse y protegerse ante los peligros de sus ambientes naturales, cuando están en su fase de pupas (crisálidas). En esta
etapa van creando una envoltura en la que permanecen encerrados, hasta que ya
desarrollados como mariposas rompen el capullo para salir al exterior. Existen
diferentes especies de orugas de lepidópteros, que varían según las regiones,
la más importante es la familia de los satúrnidos, conocidas por ser mariposas
nocturnas. Entre ellas destacan el Pavón de Europa, la Isabelina de España, en América
la mariposa Luna y de la región Indo Australiana el gran Atlas. Pero las
mejores productoras de seda son las sericígenas de la fauna china, india y
japonesa, estas especies son las únicas que producen un filamento con las
características adecuadas para emplearse en la industria textil.
De estas especies existen dos variedades que producen excelente
seda:
- La exclusivamente llamada seda producida por la mariposa nocturna (bombyx
mori), cuya oruga se conoce con nombre de gusano de seda, originaria de India,
China y Japón, con una antigüedad en su producción de más de cuatro mil años.
- La tusor o tussah producida por el gusano yama mayu de
Japón, que urde un magnífico capullo de color verde y que la conocieron los
ingleses, hacia 1860 y estaba reservada a la familia imperial.
LA CRÍA DEL GUSANO Y
LA PRODUCCIÓN DE LA SEDA:
El ciclo evolutivo del gusano de seda dura alrededor de
60 días. El criadero debe tener una temperatura uniforme de 24 grados
centígrados para encubar los huevos, a los 14 días aproximadamente nacen las
orugas y se les alimenta cada media hora de hojas frescas de morera finamente
cortadas. Mientras los gusanos crecen se les evita el ruido, los olores
fuertes, las corrientes de aire, la luz directa e incluso hasta se les evita el
contacto con el sudor humano. La larva del gusano de seda alcanza una longitud entre
7,5 a 10 cm. En tres semanas se completa el proceso de alimentación y el
criador debe separar a las orugas hiladoras de las crecidas y colocarlas sobre
paja de arroz, condiciones que estimulan en ellas la secreción del filamento y
la formación del capullo con una seda de calidad más apta para ser hilada y
tejida. Transcurridas las tres semanas se completa el proceso de alimentación y
comienza el momento del encapullado en el que maduran y comienzan a envolverse
en su propio hilo, esta etapa dura un aproximado de 22 días.
Para evitar que la mariposa salga del capullo
destruyéndolo y cortando el filamento de seda, debe sacrificarse, con este fin
los capullos se hornean a una temperatura media, también se les puede colocar
al sol para secarlos o se utiliza vapor de agua. Una vez sacrificados los
capullos, se sumergen en un contenedor con agua caliente, con la finalidad de
ablandar la sericina que es la sustancia pegajosa que mantiene unidos a los
filamentos de seda (fibroína). Al aflojarse los filamentos, estos se retuercen
formando con varios de ellos un hilo con la resistencia necesaria para el
tramado y luego se devanan. De esta forma se obtienen los hilos de seda cruda,
que poseen un color amarillento, estos hilos se cuelgan y se almacenan en
madejas para ser teñidos y luego ser tejidos. De cada capullo se puede extraer entre 800 a 2.000 metros
de filamento continuo de seda. En el interior de estos capullos quedan residuos
de borra y los restos de la crisálida. Estos desperdicios son aprovechados de igual
forma para producir con ellos:
- Hilaturas de mediana calidad, que se conocen con el
nombre de schappe, aprovechando los capullos defectuosos y los deshechos de filamentos.
- De la goma de los capullos se extrae la sericina, en la
que se encuentran elementos proteicos para el tratamiento de la tuberculosis y varias
aplicaciones médicas.
- El agua en que se hierven los capullos resulta ser un
abono orgánico rico en nutrientes para los arboles de morera.
- La crisálida sacrificada, es una fuente de aceites con
alto grado de combustión.
PROPIEDADES DE LA
SEDA:
La seda es brillante, posee un tacto suave y agradable,
es de textura lisa, cruje al frotarla, es aislante térmico pues retiene entre
el 40 al 45 % de humedad, logrando que sea fresca y su baja conductividad
retiene el aire caliente cerca de la piel protegiendo del frio. No se carga de
electricidad estática. No arde por lo que es ideal en riesgos de quemaduras, al
retirarse de la llama esta se extingue y además no deja residuos sólidos.
Tiende a arrugarse pero esta característica no evita que se considere una fibra
elegante y que durante siglos haya cautivado al mundo entero. De las fibras
naturales la seda es una de las más costosas.
Por estas características la seda debe lavarse a mano,
con agua fría, sin frotar ni retorcer, es decir, sin forzar el lavado; para
ello es conveniente no permitir que las prendas se ensucien mucho, con el fin
de limpiarlas siempre con un lavado ligero; en ello está la vida de la prenda. Las lejías atacan la
seda por lo que no se recomienda su uso. Se puede limpiar en seco, con
cualquier disolvente, pero con precaución. Debe plancharse con cautela, sin
ejercer mucha presión ni tiempos prolongados.
LA PRODUCCIÓN DE SEDA
EN VENEZUELA:
Hace 160 años se inició la sericultura en nuestro país,
para 1847 el ilustre Juan de Dios Picón González introdujo a pequeña escala en
Mérida la cría del gusano de seda, pero 1882 tras su muerte este negocio fue
abandonado, en 1883 el padre José Carrero y el merideño Juan La Cruz retomaron
esta industria, sembrando 60.000 plantas de morera para la alimentación de los
gusanos. Esta empresa mostró sus logros en 1888 presentando el producto de su esfuerzo
en la Exposición de los Andes con hermosos artículos tejidos con seda. Tulio
Febres Cordero en el tomo III de su Obra Completa dice “Allí se exhibieron
medias, franelas, cobertores, frazadas, hermosas y ondulantes madejas, que
brillaban de día, y brillaban aún más de noche, bajo la luz intensa de las
lámparas de kerosén”. En el siglo XX, el 6 de abril de 1926 Juan Vicente Gómez,
decretó una estación experimental de sericultura en Mérida, pero el entusiasmo
duró poco, pues en pocos años esta iniciativa desapareció, ya que para la fecha
el interés nacional se dirigió a la explotación del petróleo.
MÉRIDA DE ANTAÑO
A mediados de los años 80 la pareja Portillo Dávila
decidieron investigar sobre los procesos de la sericultura y las técnicas de
tejeduría de la seda. Su iniciativa y entusiasmo los trasladó a un largo viaje hacia
Asia y Europa, para estudiar formalmente la tecnología necesaria y poder
producir seda en Venezuela. Después de nueve años de formación, con todo el
empeño y pasión por el emprendimiento, fundaron 1983 el TALLER MORERA y luego lograron constituir en 1989 la empresa
VENESEDA. Este taller funciona como un centro de investigación y producción de
seda, así como también para la formación, enseñanza e intercambio entre
sericultores, tejedores, artistas y otras empresas con intereses comunes,
extendiendo sus conocimientos con el resto de los países del mundo. Ubicado en La Pedregosa
estado Mérida, este taller distanciado a más de 14.000 kilómetros de China, hoy
se enorgullece de producir seda de la mejor calidad para el mundo.
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María Dávila y Eduardo Portillo |
Los cultivos de morera en la Pedregosa se
extienden a unas tres hectáreas, teniendo suficiente alimento para saciar el
voraz apetito de los gusanos de la seda, que fueron traídos al país por esta
pareja, hace más de 20 años. Estas plantas fueron sembradas hace 160 años por
los ilustres ciudadanos del siglo XIX que intentaron hacer de la sericultura
una industria en Venezuela. El hogar de cría se ubica a pocos metros del taller
de tejeduría, es una estructura construida en madera que sirve de albergue para
este fin. La primera ingesta de alimentos de estos gusanos es brindada por los
esposos Portillo Dávila,
quienes inician su faena desde las 4.00 a.m., por lo que deben madrugar a
diario. Acompañados de sus colaboradores recolectan las hojas frescas de
morera, que deben cortar en pequeñas piezas para garantizar la ingesta
necesaria para el crecimiento y maduración de los gusanos.
El tamaño de los trozos de morera es muy importante, ya que estos insectos han pasado por diferentes cruces y mutaciones genéticas por siglos, con el fin de lograr en ellos mayor cantidad y una mejor calidad de seda, pero estas modificaciones en sus genes han disminuido sus habilidades motoras, por lo que no pueden caminar más de 20 cm para buscar su alimento y además están acostumbrados a los cuidados humanos. El Taller Morera cuenta con unas 26 razas o cepas, que fueron traídas de la India, Japón, China y otros países sericultores. La temporada para la cría se lleva a cabo en tres épocas del año que pueden ser variables según las condiciones y el resto del año se invierte en la cosecha de las plantas de morera. En el taller se crían un total de 120.000 gusanos por temporada que consumen 4.200 kilos de hojas, estos gusanos una vez convertidos en capullos y devanados pueden producir unos 18 kilos de filamentos de seda.
La
producción de este criadero es aplicada exclusivamente para la producción de
sus tejidos. La factoría o tejeduría se realiza en un anexo cercano que posee
una torcedora de hilo para la hilatura y cuenta con seis telares (cinco
manuales y otro digital). Este espacio se comparte como exhibición de los
telares y del proceso de tejido, además de mostrar al público la calidad de los
artículos o accesorios confeccionados por estos diestros artesanos. Estos
artículos son ofrecidos en venta por ellos o distribuidos en el Mercado
Principal de Mérida, entre estos se tejen una variedad de corbatas, bufandas,
cojines y manteles individuales, entre otras piezas utilitarias. La pareja de
María Eugenia y Eduardo como buenos artistas del arte textil están en constante
búsqueda para lo cual se han dedicado a combinar la seda con otras fibras
autóctonas como el moriche, la palma de
chiqui-chiqui y la curagua, de igual forma han empleado hilos metálicos que
magnifican la exquisitez de sus tejidos.
Para
el proceso del teñido se emplean tintes de origen natural apoyando la justa
causa ecológica y esto implica un trabajo extra de selección, maceración y
procesamiento de las flores, hojas, cortezas o raíces. Los tonos rojos se
obtienen de la cochinilla, los ocres de las cebollas, el dorado del eucalipto,
los azules del añil; llevan más de diez años experimentando con el color y las
texturas. Los diseños de sus tejidos son de una gran variedad y han logrado
incorporar los motivos gráficos de las comunidades aborígenes venezolanas, adaptándolas
a un formato contemporáneo y contribuyendo a exacerbar nuestra idiosincrasia
nacional.
Esta pareja en su eterna búsqueda han logrado
darle volumen a sus tejidos en el mismo momento de tramar su urdimbre, han
hecho del textil un arte escultórico. Estos tejidos volumétricos como ellos
mismos los han bautizado se inspiran de la naturaleza, al observar el caparazón
de las tortugas y reinterpretar, combinando hilos, metales y pliegues. Esta
experimentación los trasladó a exponer su arte textil en el Museo de Arte y
Diseño de New York, en la muestra bajo
el título de New Territories: Laboratories for Design, Craft and Art in Latin
America, que se exhibió desde el 4 de noviembre de 2014 hasta el 6 de abril de
2015, recibiendo excelentes críticas por su trabajo.
Estos nobles emprendedores han
entregado sus conocimientos y experiencia sin recelo, además de continuar
nutriéndose de aprendizajes, han enseñado los gajes de este oficio sin temor de compartir sus secretos.
Lamentablemente en nuestro país no existe mucho interés por su trabajo pero las
experiencias que han vivido en el exterior los ponderan como verdaderos
maestros de la sericultura. Llevan más de diez años apoyando proyectos de
desarrollo sericícola en nuestro continente, instruyendo comunidades vulnerables
de Sudamérica, han formado a estudiantes de diseño de arte y textiles de
Inglaterra que cumplen sus pasantías en este taller merideño y han viajado por
el mundo entero asesorando otros proyectos.
EL TALLER MORERA ofrece de
forma regular visitas a sus instalaciones, además de organizar festivales (Festival
de la Seda en Mérida) y otras exposiciones. En el año 2008 gracias a su
trayectoria el TALLER MORERA recibió el reconocimiento por parte de la UNESCO
por su gran contribución a la creatividad en el ámbito del diseño y tejido de
la seda. El ejemplo de emprendimiento y amor por Venezuela que nos han brindado
esta heroica pareja es digno de seguir por cualquier ciudadano del mundo.
Venezuela es un país rico en
posibilidades, sus tierras fértiles están en capacidad de brindar cualquier tipo
de cultivo o cría y las fibras textiles necesarias para la confección textil
del país y del mundo. Fibras como el algodón, lino, cáñamo, yute, soya, bambú,
ramio, seda y hasta lana pueden ser elaboradas en nuestro país; nuestro petróleo
es la base para procesar cualquiera de las fibras textiles sintéticas tales
como el poliéster o el nylon y es por esta razón que yo me pregunto:
¿Qué nos
pasa Venezuela?
¡EN
NUESTRO PAÍS FALTAN MÁS PERSONAS COMO MARÍA DÁVILA Y EDUARDO PORTILLO!
¡HONOR
A QUIEN HONOR MERECE!
Aquí podemos encontrar esta maravilla:
Veneseda / Taller
Morera - Pedregosa Alta - Km. 3 Mérida. Venezuela
Dirección Postal:
Edif. Don Carlos. Apto C. 2 Mérida 5101 Venezuela.
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IMPORTANTE:
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Referencias y fuentes de este post:
Isbel Delgado
idelgado@el-nacional.com | Fotografías Luis Trujillo luishth2003@gmail.com
http://www.yosoyvenezolano.com/noticias-de-venezuela/entrevistas-a-venezolanos/meridenos-con-manos-de-seda/
http://www.eluniversal.com/2003/05/17/ten_art_17278FF
http://www.yosoyvenezolano.com/noticias-de-venezuela/entrevistas-a-venezolanos/meridenos-con-manos-de-seda/
http://www.ivenezuela.travel/seda-de-merida-al-museo-de-arte-y-diseno-de-new-york/
http://www.correodelorinoco.gob.ve/regiones/merida-se-teje-unica-seda-made-in-venezuela/
http://talentovenezolano.blogspot.com/2008/06/telares-morera-seda-exclusiva-de.html